15.8.08

Petit Teoría de la memoria




Cuando uno no se acuerda de las cosas, no es que no se las acuerda, sino que no las encuentra, no sabe dónde las dejó. A veces me pasa. Sobretodo con la música.

Supongamos la siguiente situación: Estoy enfrascado en alguna tarea cualquiera, digamos, arreglar un electrodoméstico que no funciona. Mientras saco tornillos y fuerzo cierres a presión, por la radio encendida pasean infinidad de canciones.

Es entonces que sucede: de golpe, sin razón aparente, me pongo a pensar cuánto falta para el carnaval. Me acuerdo de los corsos desfilando en Avenida de Mayo, esos que veía cuando era chico y me llevaban. Me compraban un aerosol de Rey Momo y a tirarse espuma. Si te dan en los ojos te quedás ciego. También me acuerdo del carvanal de Río, del Sambódromo que alguna vez visité, y de todo lo que detesto al carnaval de Río.
Mientras continúo retorciendo cables e insultando a los casamientos que terminan en "pepé pe pe pe pé", me doy cuenta de que en la radio están sonando los Cadillacs. Y la frase se me mete por los oídos, y es entonces que me doy cuenta.

"Carnaval toda la vida, y una noche junto a vos".

Yo no sé la letra de esa canción. O al menos eso creía. Pero un minuto antes de que sonara la frase, desde algún resquicio mental, lleno de pelusas y tierrita se disparó el recuerdo.

Las cosas están en los cajones. Siempre están. Pasa que uno las guarda medio desordenadas.

Ser memorioso no es tener todos los cajones repletos de cosas. Sino encontrar el cajón correcto.

2 comentarios:

  1. Y las bombitas de agua.

    Yo tengo un cajón enorme para recordar todo lo que deploro a las bombitas de agua.

    Me acordé de eso.

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  2. Las bombitas (me pongo de pie) nos han brindado litros de alegria en épocas infantiles. Perón al gobierno, bombucha al poder.

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