21.10.08

Mi noche triste - Tango





El Lic. Ricardo Morette posee la extraña destreza de ponerse a bailar tangos cuando suena un rock and roll.

Ni bien comienzan los primeros compases de, pongamos por caso, Highway to Hell, el tipo se agarra la primer mina que pase por ahí y la emprende a los giros y taconeos con "Viejo smoking" o "Gricel". En ocasiones hasta la pega con algún giro en el momento justo de culminación de un solo de piano de Little Richard.

A veces se gana algunos aplausos de quienes lo ven ejecutar semejantes proezas de la danza. A veces lo abuchean. Sin embargo Morette no abandona su hábito.

Cierta ocasión en la que se encontraba despuntando el vicio en un concierto de Intoxicados, quiso sacar a bailar a una rolinga en pleno "Quieren Rock". Como resultado, obtuvo un furioso pisotón de parte de la dama, quien se alejó haciendo el reconocido pasito de aleteo de pollo* velozmente.

Pero el destino quiso que unos minutos después, a Morette le cambiase la suerte. Y se le apareciese una mina épica, la reencarnacion de Afrodita, con acento en carnes. Un mirame y sí me toques.

Acostumbrado a estas lides, el licenciado se acercó y dijo unas palabras en el oído de la señorita. Ella dudó por un instante. Después de todo, estaban en un show de Intoxicados. Advertido de tal situación, Morette se dispuso con presteza a rodear su cintura con un brazo, al tiempo que con el otro tomaba la mano de la chica. Ella parecía un poco confundida, pero lo dejó hacer. Todo estaba listo para la danza, para el ritual, su ritual.

Los dos se miraron fijamente a los ojos. Había en ella algo de fiereza, aunque al mismo tiempo se dejaba tomar mansamente por el brazo derecho de Morette. Él la acercó aún más a su cuerpo, listo para guiarla en los primeros pasos. Sus bocas casi se rozaron. El pie derecho de Morette se levantó levemente del piso, dejando apoyada únicamente la punta del zapato, que brillaba como una katana al sol. Morette inspiró profundamente, listo para dar el primer paso de "Cafetín de Buenos Aires".

En ese momento, en el preciso instante en que el experto bailarín comenzaría a hacer gala de sus dotes en la pista, en que la dama comenzaría a ser suya, sonó la voz del Pity Alvarez, como una puñalada traicionera. Un hachazo en la nuca.

"Chau, muchas gracias. ¡¡¡EEEEEH y aguantel rocanroooooolocoooooooooooooo!!!"

Intoxicados abandonaba el escenario. La gente se dispersaba. Morette quedaba parado e inmóvil, estupefacto. Sólo un momento después se dio cuenta de que ella ya no estaba. Había desaparecido entre la multitud.

Derrotado, Morette abandonó el lugar. Las luces de la ciudad pasaron a su lado lentamente durante cuadras y cuadras. Al llegar a su casa, se acercó a una pila de CDs que había en su habitación. Sacó de entre todos "Machine Head" de Deep Purple. Lo colocó en el equipo de música y presionó Play. Y con una mano en alto y la otra a la altura de su estómago, comenzó a bailar.


*Copyright Mick Jagger. Todos los derechos reservados.

18.10.08

Jacques Costeau - Lado B


Bitácora del Calipso, 24 de junio de 1979:

Ayer, 23 de junio, vi por segunda vez a Jormungander, la serpiente.
Ya la había visto hace tres años en el mar del norte, pero se lo atribuí a la insolación, el verano en aquellas latitudes puede ser abrasador: 4 grados centígrados o más, sumado al hecho de que mi tripulación y yo veníamos de pasar una temporada de fresca en Groenlandia.
Pero esta vez no tengo dudas, vi claramente asomar su cabeza y parte de su lomo entre dos bloques de hielo... a pocos metros se podía observar su cola que le apuntaba al entrecejo, confirmando la leyenda de que rodea al mundo con su cuerpo.
Yo me encontraba repasando mis escritos en cubierta y tomando una grappa italiana, regalo de mi primo de Roma, cuando escuché un sonido nunca antes oido por ser humano alguno: una especie de chasquido, como de maderas húmedas etíopes chocando entre sí.
Me di cuenta de inmediato de qué se trataba al ver esos ojos terribles y profundos como fosas volcánicas, la dermis de escamas apetaladas...
Enseguida, busqué la super 8 que siempre llevo conmigo. No quise llamar a gritos a la tripulación por temor a espantar a Jormungander.
Entonces acerqué el visor de la cámara, giré la perilla para comenzar a filmar y... ¡malditas Eveready! ¿fallan cuando más las necesito? Abrí con presteza la tapa del compartimiento de las baterías para comprobar que todo estuviese bien, pero me llevé una horrible sorpresa. Las Eveready no estaban allí (más tarde comprobé con desagrado que las había tomado Pierre para colocárselas a la batidora y hacer una mousse). Cuando levanté la vista, Jormungander ya no estaba. En su lugar flotaban algunos bloques pequeños de hielo. Había perdido, para siempre, la oportunidad de tener el único registro fílmico de un ser mitológico.


Bitácora del Calipso, 25 de junio de 1979:

A partir de hoy, Jean Paul será el cocinero de a bordo. Lamentablemente, anoche Pierre misteriosamente cayó por la borda y no pudimos rescatarlo.

8.10.08

Servicios a la comunidad

Hoy: cómo efectuar la forma 24 de Taijiquan estilo Yang, y hacerlo con gracia.

6.10.08

Desmanes en la estación

Un caballero pelirrojo quiere sacar un boleto de tren con destino a City Bell, pero por desgracia el boletero es una galletita, que no solo no habla el idioma sino que se niega a concurrir a una academia para comprenderlo, el señor protesta airadamente pero con desazón comprueba que la galletita, que es una merengada, ya le ha retirado la palabra (lo cual es indistinto ya que no se entienden) y no piensa argumentar así como tampoco escucha argumentos; mientras tanto, la gente en la cola de la boletería comienza a impacientarse y a vociferar que siempre sucede lo mismo cada vez que una galleta, pero no va y sale el zurdito que salta con que la discriminación y que vamos a venir con el INADI a agarrarlos a todos ustedes, manga de fachos; y se arma flor de tole tole hasta que irrumpe la autoridad policíaca en formación de baile hawaiano, pitando sus silbatos y separando a la muchedumbre alborotada en dos bandos, los defensores de la galleta y los que quieren pintar los vagones del tren de color verde quienes han sido derrotados en nombre de la no discriminación de las merengadas, y al final la única cosa segura es que mejor no trato de viajar en tren a City Bell.